Esto es una carta que envió el jefe índio Seattle de la tribu Suwamish al presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce en respuesta a la oferta de la compra de las tierras de los Suwamish en el noroeste de Estados Unidos, lo que ahora es el estado de Washinton. Los índios americanos estaban muy unidos a su tierra no conociendo la propiedad, es más, consideraban la tierra dueña de los hombres.
En esta carta el jefe índio hace una reflexión sobre la oferta norteamericana en la que agradece la oferta al presidente de los Estados Unidos porque cree que si no lo hiciera los rostros palidos tomarian sus tierras basandose en la fuerza y en las armas de fuego.
El jefe índio también hace una reflexión de como se puede comprar la tierra, que es algo que él y su tribu no entienden, ya que ellos parten de la idea de que la tierra es dueña de los hombres y que la naturaleza y ellos son como una familia. En la carta cita que ellos y los ríos son hermanos ya que los ríos les dan de beber y arrastran sus canoas.
Dice que el hombre no respeta nada y que olvida a sus padres y hermanos, que quiere conseguir cualquier cosa sin darle importancia a nada. El jefe índio se pregunta como se puede ser así, como quieren comprar las tierras y ríos si deben tratarlos como a un hermano, con la misma dulzura, y piensa que si no son capaces de hacerlo con una persona no lo seran con la madre naturaleza. El jefe indio sabe que los norteamericanos no entienden la forma de pensar de su tribu pero los índios tampoco entienden la forma de pensar de los norteamericanos, de como compran las cosas para explotarlas y venderlas, de como han creado esas ciudades tan ruidosas en las que no se puede escuchar el sonido de la naturaleza.
Si el jefe índio decidiera venderle las tierras a los norteamericanos les pondría una condición: que consideren a los animales como sus hermanos y a la naturaleza como su madre, porque todos estamos ligados a ambas y sin ellas el hombre moriria lentamente y solitariamente.
En conclusión, la tierra no nos pertenece sino que nosotros pertenecemos a ella. El jefe índio va mas a allá de la naturaleza y habla de Dios y dice que tienen el mismo y de alguna manera advierte a los norteamericanos diciendo que como sigan así quizas algun dia el único recurso que les quede sea el recurso de intentar sobrevivir.
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